La violación para implantar el miedo
Aluna Acompañamiento Psicosocial, A.C.

En Inés, mujer colibrí: justicia y sanación, reportaje de Ángeles Mariscal, Elena Zepeda e Isabel Mateos publicado en Chiapas Paralelo, Clemencia Correa, directora de Aluna, reflexiona sobre la tortura sexual como práctica y mecanismo de represión política.
El texto trata sobre Inés Fernández Ortega, indígena Me’phaa de Guerrero, que en 2002 fue agredida sexualmente por militares.
Clemencia Correa, especialista en acompañamiento psicosocial a víctimas de graves violaciones a derechos humanos y directora de la organización ALUNA, sostiene que “la violación sexual como forma de tortura ha sido una práctica y un mecanismo de la represión política”, cuyo daño se extiende al círculo familiar, organizativo y a la sociedad en general.
Esta práctica, señala la especialista que ha acompañado a víctimas de México y América Latina, busca “controlar o castigar actividades políticas y/o sociales de oposición” y romper el tejido colectivo y solidario mediante la implantación del miedo.
Más aún, en la cultura de los pueblos indígenas -explicó Correa en una de las audiencias ante la CoIDH- el trauma (por la agresión) se vive no solamente a nivel individual, sino colectivo. “Podemos ubicar que la herida de Inés, hace parte de una herida de la familia y necesariamente de la organización. No podemos desligar ninguno de estos tres ámbitos”.
Consulta aquí el texto completo: Inés, mujer colibrí: justicia y sanación.
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